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Tests dinámicos han demostrado que cuando el techo del coche se aplasta “menos de 10 centímetros”, los cristales seguros del automóvil resisten y evitan que éstos salgan despedidos o se rompan. En el caso del airbag, “si el parabrisas no está bien adherido, al desplegarse hace saltar el cristal y da como resultado lesiones graves para los ocupantes”.
De acuerdo con el documento presentado por Carglass, mantener los cristales en perfecto estado de conservación es imprescindible para disminuir los riesgos y la inseguridad al volante y una prioridad en el campo de la prevención.
Reparación versus substitución
Desde la compañía insisten en que, gracias a las ventajas que ofrece el cristal laminado, en el caso de pequeñas fisuras, este puede ser reparado con cierta facilidad sin necesidad de cambiar el parabrisas completo. Con esta acción, se ahorraría un 80% de la factura frente al coste de la sustitución, además de un 90% en el ahorro de las emisiones de CO2 y un 75% de ahorro en tiempo.
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